Comienzo el nuevo curso (nuevos proyectos, nuevos problemas) con un poema de Kavafis que me acompaña desde mis veinte años, y que expresa bien algunas de las emociones que experimento al comienzo de cada año real. Finales que son principios.
EDIPO
La Esfinge se abalanza sobre él
con dientes y garras
y con todo su furor.
Edipo siente miedo
- esa presencia le aterroriza,
ese rostro, esa pregunta
que él jamás hubiera imaginado.
Pero en tanto el monstruo
se dispone a acometer,
Edipo, rápidamente, piensa su defensa: Ya no siente
temor. Ahora sabe que dispone
de la respuesta a esa pregunta, y vencerá.
Pero tal victoria no lo alegra.
Su melancólica mirada
no se dirige ya a la Esfinge: mira en la lejanía
la estrecha senda que conduce a Tebas
y que conducirá a Colona.
Y en su alma nacen augurios
que si una Esfinge los hubiera propuesto
hubieran vencido a Edipo.
Preguntas de imposible respuesta.